Como cada año y en estas fechas tan señaladas me siento con la necesidad de nostálgicamente recordar el pasado. de recordar 365 días mas o menos. Si no fuese porque los escaparates cambian de color quizás aun estaría bañándome en la playa, tumbada en la arena, torrándome al sol. Basta con desviar la mirada del centro de mi imaginación a cualquier otro lugar para darme cuenta que hay que cambiar la forma de llevar la vida. De saludar a la gente. De mirar la cartera.
Las pequeñas cosas han brindado este año las sonrisas de cada mañana. Me gustaría quedarme un ratito más en este año, a ver de qué forma acabaría esto, no quiero empezar algo nuevo sin ver terminar lo empezado, ni dejar a un lado lo que vagamente construimos sin tener algo mejor que hacer, ni olvidar por olvidar a quien hace de cualquier día un sol eterno.
No me gustaría proponerme cosas que antes era incapaz de hacer, seguramente no sirva para ello, no me gustaría ver terminar los buenos momentos del 2007, si no que sólamente sea una prolongación de esto que llaman vida nueva, y así sucesivamente vayan pasando los años, sin saber donde empieza y acaba lo bueno, que cada cosa buena que me pasa en la vida se quede conmigo para siempre, midiendo el peso de la felicidad por años.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
jueves, 22 de noviembre de 2007
IMPOTENCIA
Hoy he vivido uno de los días más indignantes de mi vida. No tengo palabras para definir como me siento, todo tipo de rabia, impotencia, indignación, un problema social que me veo obligada a compartirlo, una vez más aportando mi granito de arena contra el racismo, esos seres débiles que utilizan su amargamiento cargándola contra otros. ¿Qué significa ser de un sitio o de otro?, todos estamos, todos somos, lo demás son inventos fáciles del ser humano para sentirse orgulloso de una vida imaginaria.
Estaba hoy yo tan tranquila en el autobús urbano de Alicante, como están en huelga los autobuses ha empezado a subir gente a mansalva, la mayoría gente mayor con sus carritos de la compra, de repente todos los demás nos veíamos obligados a rendir cuentas ante los estos reyes del universo, que poco tacto, yo ha eso ya estoy acostumbrada, alguna gente mayor no sabe que los tiempos han cambiado, y eso de obedecer a los mayores por doquier ya no se lleva.
Insisten en que nos echemos para delante pero para delante ya no cabe nadie más. Había una mujer marroquí en medio del pasillo, con su carrito de bebé y una niña pequeña a su lado, en medio del pasillo igual que todos los que no podemos tirar para delante, con un carrito de bebé igual que un carro de la compra, igual que cualquier cosa, pero a estos ancianos de la madre que los parió por equivocación no lo ven así. El caso es que la mujer ya no podía tirar más para delante, yo tampoco hubiese podido ni santa rita hubiese podido. Un hombre mayor (si a eso se le puede llamar hombre) fardando de barriga y de bigote se disponía a pasar por medio, tan amargado de la vida debe de estar que se ha dispuesto a humillar públicamente a la mujer marroquí. Para empezar un " que haces aquí con el carrito, vete andando con las piernas que tienes (yo a él lo mandaría en cohete a la tumba)", no se quedó contento con la frasecita que acto seguido arremtió con su ataque racista que escribo textualemente: "y encima tú, que no deberías estar aquí ocupando nuestro espacio (nuestro espacio? pone nuestro nombre?), vete a tu país ya, que esto se está llenando de gentuza de esta". Yo no sabía si lo que oía era verdad, era un mal sueño, alucinación o yo que sé. La mujer indignada se defendió como pudo, como cualquiera lo hubiese hecho. ¿Y qué habrá pensado la pobre niña? ¿ Cómo se debería sentir viendo como atacaban de esa forma tan cobarde a su madre?. Pidió que por favor le abriesen paso para haber si en verdad podía pasar para delante pero no sabía que ahí no iba a acabar la cosa, ya tuvo que saltar la vieja de turno diciendo, ¿ y qué quieres que me suba encima del bus para que te deje pasar a ti? (por no decir fuera de aquí mora de mierda). Y es que el ataque no se trataba de un problema de circulación humana, si no de puro racismo sin sentido, hacer daño a la gente por hacer. Al final la mujer acabó diciendo "menuda mañana llevo", no me extraña, con éstos hemos topado.
El destino acabará dando la razón a la coherencia, nadie tiene derecho a criticar a nadie por ninguna de las razones, toda justificación de racismo es puro invento social para no admitir la debilidad del ser humano. No saben que todos los humillados algún día saldrán adelante, y vivirán la vida como ellos no la pudieron, ni la pueden ni la podrán vivir jamás, nacer por nacer es lo único que les queda, no la podrán vivir sin la ayuda de ningún fantasía exterior que les haga mas fuertes, como los demás.
POR UN MUNDO DE TODOS Y PARA TODOS.
Estaba hoy yo tan tranquila en el autobús urbano de Alicante, como están en huelga los autobuses ha empezado a subir gente a mansalva, la mayoría gente mayor con sus carritos de la compra, de repente todos los demás nos veíamos obligados a rendir cuentas ante los estos reyes del universo, que poco tacto, yo ha eso ya estoy acostumbrada, alguna gente mayor no sabe que los tiempos han cambiado, y eso de obedecer a los mayores por doquier ya no se lleva.
Insisten en que nos echemos para delante pero para delante ya no cabe nadie más. Había una mujer marroquí en medio del pasillo, con su carrito de bebé y una niña pequeña a su lado, en medio del pasillo igual que todos los que no podemos tirar para delante, con un carrito de bebé igual que un carro de la compra, igual que cualquier cosa, pero a estos ancianos de la madre que los parió por equivocación no lo ven así. El caso es que la mujer ya no podía tirar más para delante, yo tampoco hubiese podido ni santa rita hubiese podido. Un hombre mayor (si a eso se le puede llamar hombre) fardando de barriga y de bigote se disponía a pasar por medio, tan amargado de la vida debe de estar que se ha dispuesto a humillar públicamente a la mujer marroquí. Para empezar un " que haces aquí con el carrito, vete andando con las piernas que tienes (yo a él lo mandaría en cohete a la tumba)", no se quedó contento con la frasecita que acto seguido arremtió con su ataque racista que escribo textualemente: "y encima tú, que no deberías estar aquí ocupando nuestro espacio (nuestro espacio? pone nuestro nombre?), vete a tu país ya, que esto se está llenando de gentuza de esta". Yo no sabía si lo que oía era verdad, era un mal sueño, alucinación o yo que sé. La mujer indignada se defendió como pudo, como cualquiera lo hubiese hecho. ¿Y qué habrá pensado la pobre niña? ¿ Cómo se debería sentir viendo como atacaban de esa forma tan cobarde a su madre?. Pidió que por favor le abriesen paso para haber si en verdad podía pasar para delante pero no sabía que ahí no iba a acabar la cosa, ya tuvo que saltar la vieja de turno diciendo, ¿ y qué quieres que me suba encima del bus para que te deje pasar a ti? (por no decir fuera de aquí mora de mierda). Y es que el ataque no se trataba de un problema de circulación humana, si no de puro racismo sin sentido, hacer daño a la gente por hacer. Al final la mujer acabó diciendo "menuda mañana llevo", no me extraña, con éstos hemos topado.
El destino acabará dando la razón a la coherencia, nadie tiene derecho a criticar a nadie por ninguna de las razones, toda justificación de racismo es puro invento social para no admitir la debilidad del ser humano. No saben que todos los humillados algún día saldrán adelante, y vivirán la vida como ellos no la pudieron, ni la pueden ni la podrán vivir jamás, nacer por nacer es lo único que les queda, no la podrán vivir sin la ayuda de ningún fantasía exterior que les haga mas fuertes, como los demás.
POR UN MUNDO DE TODOS Y PARA TODOS.
jueves, 8 de noviembre de 2007
Me siento y me duerno
Vaya! Me quedé sin palabras, será posible. todo lo que tengo que contar, no sé que hora es pero aquí estoy. ah! se me olvidaba, que noche tan fría, ese airecillo que me congela tras bajar del nostálgico autobús. Mañana es viernes y pasado mañana sábado, pero dentro de 3 días vuelve a ser sábado y así cojo los momentos que no se deben de perder por el principio del camino semanal, y es que parece que los lunes de repente todo el mundo se olvida de ti, y sólamente estás tu y tus deberes en el mundo, no sé que hora es peor, si las 9 de la mañana o de la noche, total mañana martes será un lunes multiplicado por dos, de repente alguien se avecina a fastidiartelo, que horror, espérate y mejor me lo fastidias el sábado por la tarde.
Estaba yo pensando en algo que no diré, no vaya a ser que se me tome en cuenta, entonces la hemos liado. A ver quién tiene cojones de entenderme cuando no está delante.
Como siempre me ha vuelto a comer el tiempo, si es que tantas idas y venidas... como si se fuese a acabar el mundo, me parece que me acabaré yo antes, y ya no abrá más tu tía. Total, para lo indiferente que es el tiempo, mejor pienso sólo en mi y San se acabó. Parece que no le importen los sentimientos.
Creo que nunca he confundido mi vida con la de los demás , pero si es así que me perdonen, espero no seguir, y que la mía no intervenga ni afecte a nadie, por dios, ya tiene suficiente cada uno con lo que le ha tocado vivir, por suerte o desgracia, joder... con los egoístas hemos topado! que mala suerte, conforme somos igual le fastidiamos aun más la vida al vecino, si tienes problemas te recuerdo que en el comercio mundial los regalan, variados y para todos los gustos, a todos nos llegará el moment duro, pero no se lo adelantemos a nadie y dicho esto de paso ojos que no ven corazón que no siente. Parece que sólo existamos nosotros en el mundo con respecto a los demás, está bien, para mi lo más importante soy yo, pero con respecto a mi.
Nunca sabré de lo que es capaz una perona, no por mi, no te creas, (la tentación por saberlo se me queda corta), que se lo digan al arrepentido! que coño arrepentido? al prejuiciado, al indefenso, al pobrecillo, pero que más da, al fin y al cabo para mí misma puedo decir misa todas las mañanas, tan seguro estás de que no? yo no pondría la mano en el fuego, por nada, por nadie, nunca.
Pues eso, no sére jueza de paz, pero nunca me gustaron las cosas al estilo subordinado.
Estaba yo pensando en algo que no diré, no vaya a ser que se me tome en cuenta, entonces la hemos liado. A ver quién tiene cojones de entenderme cuando no está delante.
Como siempre me ha vuelto a comer el tiempo, si es que tantas idas y venidas... como si se fuese a acabar el mundo, me parece que me acabaré yo antes, y ya no abrá más tu tía. Total, para lo indiferente que es el tiempo, mejor pienso sólo en mi y San se acabó. Parece que no le importen los sentimientos.
Creo que nunca he confundido mi vida con la de los demás , pero si es así que me perdonen, espero no seguir, y que la mía no intervenga ni afecte a nadie, por dios, ya tiene suficiente cada uno con lo que le ha tocado vivir, por suerte o desgracia, joder... con los egoístas hemos topado! que mala suerte, conforme somos igual le fastidiamos aun más la vida al vecino, si tienes problemas te recuerdo que en el comercio mundial los regalan, variados y para todos los gustos, a todos nos llegará el moment duro, pero no se lo adelantemos a nadie y dicho esto de paso ojos que no ven corazón que no siente. Parece que sólo existamos nosotros en el mundo con respecto a los demás, está bien, para mi lo más importante soy yo, pero con respecto a mi.
Nunca sabré de lo que es capaz una perona, no por mi, no te creas, (la tentación por saberlo se me queda corta), que se lo digan al arrepentido! que coño arrepentido? al prejuiciado, al indefenso, al pobrecillo, pero que más da, al fin y al cabo para mí misma puedo decir misa todas las mañanas, tan seguro estás de que no? yo no pondría la mano en el fuego, por nada, por nadie, nunca.
Pues eso, no sére jueza de paz, pero nunca me gustaron las cosas al estilo subordinado.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Adiós verano
Me gusta aprovechar el tiempo en este viaje en bus para estudiar, no es un viaje de regreso, como la mayoría de la gente ya lo ha hecho, es un viaje porque si, me gusta salir a pasear cuando ya no hay nadie, cuando todo el mundo ha abandonado sus apartamentos de verano y las gotas que comienzan a caer mojan sus terrazas sin toldo protector. Añoro bañarme en la playa cualquier día de septiembre, ver al primer madrugador de la mañana paseando al perro desde la cama. Aunque la gente haya guardado ya sus ropas de verano mis piernas siguen estando descubiertas y el bikini por debajo, por si acaso el mar me llama para recordarme que el no se ha movido, que sigue estando en el mismo sitio, tan incondicional. Los periódicos de hace un mes siguen estando en algún rincón del salón, cómo han cambiado los titulares, aquí ya no queda nadie, en lo alto de ese edificio puedo ver la silueta de un hombre mayor recostado en la amaca, sus vecinos ya no están. Si las ciudades fantasmas existen esto debe de ser de lo más parecido, que curioso, con lo que me agobiaba la gente agostera y ahora que tan rícamente estoy es cuando no quiero irme y cuando no tengo más remedio que hacerlo.
El autobús no ha parado en la parada del borde de la playa, para qué, no hay nadie esperándolo, sólo una indigente como yo.
El mar está oscuro, parece que se haya enfadado con la gente por haberlo abandonado, o quizás por haber abusado tanto de el? quizás no le guste su abrigo nuevo de masa aceitosa, no me extraña.
En el parking ya no quedan coches, la última vez que lo meti me costó entrarlo por el obstáculo automovilistico concentrado en un metro cuadrado, pero ahora podría hacer rallys entre los pilares. Me he quedado un minuto contemplando tan morbosa escena.
No me apetece taparme con la sábana, estando aquí no puedo más que encender ese ventilador que cuelga del techo, aunque me muera de frío. Me gusta cuando yo quiero, no cuando todos quieren, absurdo pero irremediable. Quizás no he crecido lo suficiente, si es así, soy consciente de ello y me gusta.
Un año más
El autobús no ha parado en la parada del borde de la playa, para qué, no hay nadie esperándolo, sólo una indigente como yo.
El mar está oscuro, parece que se haya enfadado con la gente por haberlo abandonado, o quizás por haber abusado tanto de el? quizás no le guste su abrigo nuevo de masa aceitosa, no me extraña.
En el parking ya no quedan coches, la última vez que lo meti me costó entrarlo por el obstáculo automovilistico concentrado en un metro cuadrado, pero ahora podría hacer rallys entre los pilares. Me he quedado un minuto contemplando tan morbosa escena.
No me apetece taparme con la sábana, estando aquí no puedo más que encender ese ventilador que cuelga del techo, aunque me muera de frío. Me gusta cuando yo quiero, no cuando todos quieren, absurdo pero irremediable. Quizás no he crecido lo suficiente, si es así, soy consciente de ello y me gusta.
Un año más
viernes, 6 de julio de 2007
TODO... sigue
Rescaté de aquel cajón detalles de melancolía que me devolvieron de nuevo la mirada perdida, hacia ninguna parte, hacia donde quiera que estés ahora, nadie lo volvió a abrir desde entonces y alli me topé con todos los recuerdos, no los hice desaparecer, ese bañador santapolero se quedó conmigo, y entre tanta injusticia humana me doy cuenta de si realmente merece la pena seguir pensando en ella, si tanto odio crea en mi, por qué iba a yo a malgastar mi tiempo dándole vueltas una y otra vez a la vida. Mi tiempo... los primeros días quizás no sean los mejores, demasiado se indaga hacia ninguna parte, pero una vez la costumbre se apodera de ti ya quieres explimirla al máximo.
Si nací para ser odiada a drede que dios me perdone, pero no por eso dejaré de seguir caminando, quizás hacia ninguna parte, pero no dejaré nada para arrepentirme de ello una vez no me pueda mover, si de verdad hiciese algo grave el cielo estallaría en pedazos, dejando escombros de rencor.
No puedo imaginarme un verano sin santa pola , como tampoco puedo imaginarme un día más que soy yo la que pierde siempre, ya perdí demasiado, porque si alguien tiene que perder, seré yo lo perdido, serán mis palabras las que ya no darán lugar a soltar mis verdaderas razones que en su momento tuvieron sentido pero el olvido las hizo desaparecer, y con canción o sin ella, cualquiera que sea el camino, sé que me estará esperando.
Si nací para ser odiada a drede que dios me perdone, pero no por eso dejaré de seguir caminando, quizás hacia ninguna parte, pero no dejaré nada para arrepentirme de ello una vez no me pueda mover, si de verdad hiciese algo grave el cielo estallaría en pedazos, dejando escombros de rencor.
No puedo imaginarme un verano sin santa pola , como tampoco puedo imaginarme un día más que soy yo la que pierde siempre, ya perdí demasiado, porque si alguien tiene que perder, seré yo lo perdido, serán mis palabras las que ya no darán lugar a soltar mis verdaderas razones que en su momento tuvieron sentido pero el olvido las hizo desaparecer, y con canción o sin ella, cualquiera que sea el camino, sé que me estará esperando.
martes, 12 de junio de 2007
12 Junio
UFFF! Debe haber un error en el tiempo, el móvil se ha vuelto loco, me daré la vuelta a ver si con el cambio de postura la realidad me lleva a dos horas más de sueño. No! Si solo han pasado cinco minutos... el tiempo no se cansa de pasar? Tardo unos segundos en ponerme al día, desearía que la playa me esperase con el sol mañanero pero no, la realidad es que tengo un examen, un examen no muy bien preparado, ahora es cuando el fin de semana pasa factura, y no antes, ahora es cuando llega la desesperación, sin precedentes, sin agobiantes avisos.
Los últimos repasos me rescatan de la proximidad de mi fracaso, dudo, dudar no es bueno, dudo y cambio, cambio y fallo, fallo y me acuerdo de algunos insultos que me merezco. Aprendo que si dudo entre dos respuestas, la correcta siempre será la que no pensaba que era, y si por casualidad ya la había tachado y luego empiezo a dudar, siempre será la correcta la que puse al principio, la primera percepción es la ideal, un fallo que añadir a mi porcentaje.
Echo mano al bolsillo, un euro solo??? Otra vez me vuelvo a acordar de la factura del fin de semana. Voy a tener que pedirle a alguien que me apadrine por esta tarde, pienso que no me será dificil.
Se queda un asiento libre en el bus, no me siento, seguro que en la próxima parada sube un anciano que lo necesita mas que yo. Ves? ahí está, y yo contenta de verlo suspirar ante el cansancio.
El periódico habla de los masajes en la playa, precisamente el mismo que necesito yo en estos momentos. Lástima que mis pies se muevan por alguna calle que no recordaría si no fuese por aquella pobre mujer pidiendo un trocito de vida, qué egoista pensar que yo a veces pueda quejarme de ésta, como si tuviese algún derecho.
Todavía las 10 de la mañana, un café iluminará mi mirada desafiante y restos de bollo de la semana pasada hará que se calle por unas horas mi estómago, que ya lleva unos cuantos minutos dándome la lata.
La tele habla de todo y de nada. Mejor apagarla.
Mi apadrinamento ha llegado, por fin esta tarde podré llegar a mi pueblo, aunque yo puedo decir que sarna con gusto no pica.
Los últimos repasos me rescatan de la proximidad de mi fracaso, dudo, dudar no es bueno, dudo y cambio, cambio y fallo, fallo y me acuerdo de algunos insultos que me merezco. Aprendo que si dudo entre dos respuestas, la correcta siempre será la que no pensaba que era, y si por casualidad ya la había tachado y luego empiezo a dudar, siempre será la correcta la que puse al principio, la primera percepción es la ideal, un fallo que añadir a mi porcentaje.
Echo mano al bolsillo, un euro solo??? Otra vez me vuelvo a acordar de la factura del fin de semana. Voy a tener que pedirle a alguien que me apadrine por esta tarde, pienso que no me será dificil.
Se queda un asiento libre en el bus, no me siento, seguro que en la próxima parada sube un anciano que lo necesita mas que yo. Ves? ahí está, y yo contenta de verlo suspirar ante el cansancio.
El periódico habla de los masajes en la playa, precisamente el mismo que necesito yo en estos momentos. Lástima que mis pies se muevan por alguna calle que no recordaría si no fuese por aquella pobre mujer pidiendo un trocito de vida, qué egoista pensar que yo a veces pueda quejarme de ésta, como si tuviese algún derecho.
Todavía las 10 de la mañana, un café iluminará mi mirada desafiante y restos de bollo de la semana pasada hará que se calle por unas horas mi estómago, que ya lleva unos cuantos minutos dándome la lata.
La tele habla de todo y de nada. Mejor apagarla.
Mi apadrinamento ha llegado, por fin esta tarde podré llegar a mi pueblo, aunque yo puedo decir que sarna con gusto no pica.
miércoles, 6 de junio de 2007
Pasajeros a bordo
Debo tener fascinación por las ventanas, sobre todo si están abiertas, el sonido de la imagen estática hace de un cuadro una realidad. Nada parece haber cambiado en esta imagen, unos cuantos pajarillos persiguiéndose entre si se encargan de hacerla diferente, y si apuro la vista aun puedo ver más de ellos al fondo de la imagen. ¿Dónde irán estos animalillos voladores que viajan a toda prisa?, de buena gana rompería la tela de la ventana y me iría con ellos al viaje infinito.
El cielo está azul, de un azul oscuro listo para el anochecer, esperando la llamada de las estrellas.Quizá quede una hora para poder contemplarlas.
Precisamente el sonido del motor de un coche allá abajo ha sido el causante del despertar de un sueño paradisiaco.
Los pósters de las paredes se resisten a caerse con el paso del tiempo, parecen no saber que ya pasaron de moda hace bastantes años. En este caso he de autoculparme ante su inmovilidad, ahora mismo no sé lo que está de moda, esa es la causa de que esos adornos de antigua moda adolescente sigan expuestos al despertar de cada mañana.
Dicen que algunas veces vivo en el pasado, es verdad, quizás sea cobarde o quizás no exista palabra clave para expresar está percepción. Echando la vista atrás a esos felices recuerdos una se siente bastante comoda, y no escatima sus fuerzas en refugiarse de vez en cuando, y de paso soltar algunas lágrimas de tipo melancólico.
Los recuerdos tristes prefiero que se identifiquen como pasajeros corto recorrido, no puedo venderles el pasaje a precio imposible porque me podrían seguir atormentando y abandonarme a la locura, pero procuro que bajen en las paradas que nunca pararía yo.
Por suerte la mayoría de las veces el tren está lleno, de personas especiales que alimentan mi vida y siempre podrán viajar en él libremente.
El cielo está azul, de un azul oscuro listo para el anochecer, esperando la llamada de las estrellas.Quizá quede una hora para poder contemplarlas.
Precisamente el sonido del motor de un coche allá abajo ha sido el causante del despertar de un sueño paradisiaco.
Los pósters de las paredes se resisten a caerse con el paso del tiempo, parecen no saber que ya pasaron de moda hace bastantes años. En este caso he de autoculparme ante su inmovilidad, ahora mismo no sé lo que está de moda, esa es la causa de que esos adornos de antigua moda adolescente sigan expuestos al despertar de cada mañana.
Dicen que algunas veces vivo en el pasado, es verdad, quizás sea cobarde o quizás no exista palabra clave para expresar está percepción. Echando la vista atrás a esos felices recuerdos una se siente bastante comoda, y no escatima sus fuerzas en refugiarse de vez en cuando, y de paso soltar algunas lágrimas de tipo melancólico.
Los recuerdos tristes prefiero que se identifiquen como pasajeros corto recorrido, no puedo venderles el pasaje a precio imposible porque me podrían seguir atormentando y abandonarme a la locura, pero procuro que bajen en las paradas que nunca pararía yo.
Por suerte la mayoría de las veces el tren está lleno, de personas especiales que alimentan mi vida y siempre podrán viajar en él libremente.
lunes, 4 de junio de 2007
El verano
La noche es calurosa, la ventana de mi habitación me recuerda que el verano se acerca apresuradamente, las noches a la luz de la luna darán paso a momentos de melancolía.
Por el piso pasa factura la vida, cada año está mas viejo, cada año habita menos gente, cada año la vida da un palo del que sólo quedarán lágrimas nocturnas a los pies de nuestro banco veraniego, si no cabíamos todos, nos apretábamos.
Nuestras madrugadas con poca ropa al son de transeuntes nocturnos buscando una nueva vida, tanto hablar de la vida y ahora parece que es ella la que se cansó de nosotros, cada vez quiere menos gente en su casa común.
Las largas caminatas al atardecer merecedoras de un suculento gofre o un gran helado a la orilla del mar con alguna bolsita en mano de esa tiendecilla barata donde por cien pesetas comprábamos nuestros arreglos a la vida.
Me queda pequeña la memoria para tanto recuerdo. De camino a la playa éramos felices, ahora intentamos serlo siendo los mismos de siempre, aunque todos sepamos que a nuestras voces les falta una melodía.
Ahora lucho por lo que era nuestro acompañada por los que más quieres, a sabiendas de que sin ti el sol ya no saldrá con la misma intensidad por las mañanas.
El fuerte sol sobra cada día más en este planeta ahogado, por mi parte el mundo puede estar tranquilo conmigo, porque el rayo de luz que debía hacer desaparecer se fue contigo.
Por el piso pasa factura la vida, cada año está mas viejo, cada año habita menos gente, cada año la vida da un palo del que sólo quedarán lágrimas nocturnas a los pies de nuestro banco veraniego, si no cabíamos todos, nos apretábamos.
Nuestras madrugadas con poca ropa al son de transeuntes nocturnos buscando una nueva vida, tanto hablar de la vida y ahora parece que es ella la que se cansó de nosotros, cada vez quiere menos gente en su casa común.
Las largas caminatas al atardecer merecedoras de un suculento gofre o un gran helado a la orilla del mar con alguna bolsita en mano de esa tiendecilla barata donde por cien pesetas comprábamos nuestros arreglos a la vida.
Me queda pequeña la memoria para tanto recuerdo. De camino a la playa éramos felices, ahora intentamos serlo siendo los mismos de siempre, aunque todos sepamos que a nuestras voces les falta una melodía.
Ahora lucho por lo que era nuestro acompañada por los que más quieres, a sabiendas de que sin ti el sol ya no saldrá con la misma intensidad por las mañanas.
El fuerte sol sobra cada día más en este planeta ahogado, por mi parte el mundo puede estar tranquilo conmigo, porque el rayo de luz que debía hacer desaparecer se fue contigo.
viernes, 18 de mayo de 2007
La casa de la calle Santa Faz
En esa acogedora casa, donde nunca pasa el tiempo, los recuerdos deambulan como almas en pena persiguiendo a todo aquel que se adentra en su interior para depositarles momentos de melancolía. La mecedora está pegada a la ventana, él se sentaba siempre aquí, viendo cómo nacía el día y como pasadas unas horas moría, sin decir nada, silencio, los ojos se cerraban poco a poco mientras se acordaba dolorido de todo lo aquello que vivió y me temo lo que nunca pudo vivir. Esa brecha denominada ventana, donde la realidad nos vuelve a poner los pies en la tierra, donde no hay tregua de paz. La cortina hacía desaparecer todos esos recuerdos, que poco nos pueden hacer bien y yo, una niña inocente, el presente de la realidad y una sonrisa con cada timbrazo. Dibujando con cada palabra, con cada gesto, lo que desde esa ventana no se podía ver.
Sin saberlo te añoraba tanto que no podía dejar de hacer mi visita cada vez que paseaba por estas calles solitarias, donde algunos críos daban patadas al balón, los más mayores sacaban sus sillas a la acera, a comentar el día a día con los vecinos, o simplemente, como tú, a ver la vida pasar, a ver la vida acabar.
Cómo te pudiste ir tan rápido, dejándome sola averiguando esos secretos que esconde la vida y que sólo tú me contabas aquellas tardes de invierno. Me pusiste a prueba y temo haber fallado a lo largo de estos años, al perderme tantas veces en este laberinto.
La mecedora sigue caliente, rebosante de vida, Ella se acerca por el pasillo, si no con unos pasteles recién comprados, con una tableta de chocolate, sobran las preguntas, me la como sin cesar. Para ti un café con leche a media tarde, sin azucar, te hace muy mal. Sin que ella se de cuenta me pides un poquito de chocolate, que daño te va a hacer? Tu ya sabes que a estas edades poco importa ver el programa saber vivir, viendo esa sonrisilla de niño me haces feliz, todo se justifica, recodándola me baño en lágrimas.
La compañía que os hacía era la misma que me hacíais a mi, todo es perfecto.
Me contabas todos esos recuerdos que llegué a aprenderme de memoria pero nunca me cansaba de oirlos. Te sentabas a mi lado e incorporabas todo tu cuerpo frente a mi para poder mirarme a los ojos mientras me hablabas, para sentirme la persona más afortunada del mudo ante esa mirada de cariño, de dulzura.
Cada tarde esperaba que me contases una nueva anécdota, pero poco a poco notaba como tu voz no era la misma, las palabras no salían con esa soltura que mostrabas, tan segura de ti misma. Se fue apagando una vida entera, un cuento que nunca debía acabar. Él la miraba desconsolado desde su mecedora, con los ojos de un hombre roto, impotente a una vida llena de amor y satisfacción. Su dulce voz ya no hacía eco en estas paredes que se resignaban a la soledad. Su voz se limitaba a una mirada que lo decía todo, lo mucho que me quiere, lo mucho que siente no poder volver a hablarme nunca más, lo mucho que me duele a mi resignarme a esta injusta realidad. Él ausente … no interesa ya mirar por la ventana si la vida se ha acabado, con la despedida todo llegará a su fin, un beso y un adiós para siempre. Un corazón dividido en dos, él se llevó el de ella y ella el de él, pero con medio corazón cada uno, entre ellos se lo arrebataron para no olvidarse jamás. Morir en vida era el destino, intentar reanimar aquellos corazones que sólo funcionaban uno con el otro era un absurdo, así lo entendí en sus desconsoladas miradas.
Y entre llantos y penas se fueron, lejos de aquí, donde ni siquiera la realidad de la vida los pudiese separar.
Sin saberlo te añoraba tanto que no podía dejar de hacer mi visita cada vez que paseaba por estas calles solitarias, donde algunos críos daban patadas al balón, los más mayores sacaban sus sillas a la acera, a comentar el día a día con los vecinos, o simplemente, como tú, a ver la vida pasar, a ver la vida acabar.
Cómo te pudiste ir tan rápido, dejándome sola averiguando esos secretos que esconde la vida y que sólo tú me contabas aquellas tardes de invierno. Me pusiste a prueba y temo haber fallado a lo largo de estos años, al perderme tantas veces en este laberinto.
La mecedora sigue caliente, rebosante de vida, Ella se acerca por el pasillo, si no con unos pasteles recién comprados, con una tableta de chocolate, sobran las preguntas, me la como sin cesar. Para ti un café con leche a media tarde, sin azucar, te hace muy mal. Sin que ella se de cuenta me pides un poquito de chocolate, que daño te va a hacer? Tu ya sabes que a estas edades poco importa ver el programa saber vivir, viendo esa sonrisilla de niño me haces feliz, todo se justifica, recodándola me baño en lágrimas.
La compañía que os hacía era la misma que me hacíais a mi, todo es perfecto.
Me contabas todos esos recuerdos que llegué a aprenderme de memoria pero nunca me cansaba de oirlos. Te sentabas a mi lado e incorporabas todo tu cuerpo frente a mi para poder mirarme a los ojos mientras me hablabas, para sentirme la persona más afortunada del mudo ante esa mirada de cariño, de dulzura.
Cada tarde esperaba que me contases una nueva anécdota, pero poco a poco notaba como tu voz no era la misma, las palabras no salían con esa soltura que mostrabas, tan segura de ti misma. Se fue apagando una vida entera, un cuento que nunca debía acabar. Él la miraba desconsolado desde su mecedora, con los ojos de un hombre roto, impotente a una vida llena de amor y satisfacción. Su dulce voz ya no hacía eco en estas paredes que se resignaban a la soledad. Su voz se limitaba a una mirada que lo decía todo, lo mucho que me quiere, lo mucho que siente no poder volver a hablarme nunca más, lo mucho que me duele a mi resignarme a esta injusta realidad. Él ausente … no interesa ya mirar por la ventana si la vida se ha acabado, con la despedida todo llegará a su fin, un beso y un adiós para siempre. Un corazón dividido en dos, él se llevó el de ella y ella el de él, pero con medio corazón cada uno, entre ellos se lo arrebataron para no olvidarse jamás. Morir en vida era el destino, intentar reanimar aquellos corazones que sólo funcionaban uno con el otro era un absurdo, así lo entendí en sus desconsoladas miradas.
Y entre llantos y penas se fueron, lejos de aquí, donde ni siquiera la realidad de la vida los pudiese separar.
lunes, 23 de abril de 2007
Volviendo a casa
Adivino en el fuerte sol, en sus ansias por no ponerse, en el calor de mis entrañas, en el día que no cesa, en el más fiel de mi sueño veraniego, en lujurias nocturnas, que aquel abrigo que me compré una tarde de mi triste invierno dejaré de utilizarlo en cualquier momento, la carretera parece en bom turístico de los '60, al llegar la casa estará tranquila, donde cada uno de mis pensamientos diambulan a su libre albedrío por cada rincón, donde nada ni nadie podría tomar influencia en este momento de paz y tranquilidad conmigo misma. Todavía sigo creyendo en estas ideas que algunas veces y más bien pocas me quitan el sueño, menos aun por el día. Ellas dominan mi vida, el mundo que me rodea, intento racionalizarlas al momento, a la vida que me ha tocado vivir, el optimismo brilla por su ausencia abriendo paso a su tedioso antónimo.
Esta mano que se desliza por este papel tiene la singularidad de parecer haber estado toda su vida (la mía) en un baño de seda, donde la realidad del pensamiento no concuerda con el descaro encantador de su deslizamiento, que bien podría brindarme una lenta canción de Giacobbe al piano, bailando con mis recuerdos, con mis emociones, con lo que vendrá o lo que nunca más volverá, dejándome llevar por mi misma, ese sonido encantador actua sobre mi delicado cuerpo libre de todo pensamiento y atrevimiento ajeno, no sólo estas cuatro paredes son mías, el mundo entero también lo es, ahora estoy entusiasmada con el simple y feliz compás del movimiento, con mi sencilla sonrisa reflejada en el espejo.
Esta aparatosa forma de pensar es demasiado sofisticada para este delicado e influenciado cuerpo.
Esta mano que se desliza por este papel tiene la singularidad de parecer haber estado toda su vida (la mía) en un baño de seda, donde la realidad del pensamiento no concuerda con el descaro encantador de su deslizamiento, que bien podría brindarme una lenta canción de Giacobbe al piano, bailando con mis recuerdos, con mis emociones, con lo que vendrá o lo que nunca más volverá, dejándome llevar por mi misma, ese sonido encantador actua sobre mi delicado cuerpo libre de todo pensamiento y atrevimiento ajeno, no sólo estas cuatro paredes son mías, el mundo entero también lo es, ahora estoy entusiasmada con el simple y feliz compás del movimiento, con mi sencilla sonrisa reflejada en el espejo.
Esta aparatosa forma de pensar es demasiado sofisticada para este delicado e influenciado cuerpo.
miércoles, 28 de marzo de 2007
Una tarde
He vuelto a viajar, pero esta vez sin moverme de casa, al menos sin moverme de un círculo cotidiano que se mueve día tras día sobre su eje, he viajado sola, por algunas calles que desconocía pero que tan cerca tenía. Llovía, como llueve hoy, intentando de hacer un día cualquiera algo diferente. Todos los días son diferentes, pero peco de no ver la diferencia. Paseé durante algunas horas por calles estrechas, casitas de colores que parece que nunca te vayas a encontrar en esta ciudad. Pensé por un momento sentirme observada, esa sensación de aventurarte en lo desconocido, miro hacia delante y un instante basta para recordarme la vida que soy una persona mas que diambula sin un destino claro, quizás perdida, no me importa demasiado, dondequiera que me lleven estas calles seguiré siento, seguiré estando. Miradas que se cruzan sin importancia y otras que ni se cruza, parece que seamos cuerpos andantes sin más, todo el mundo tiene que ir a algún sitio, o no tiene que ir a ninguna parte, otros no saben donde ir, no me gusta englobarme pero creo que estoy en medio de no se donde ir y no tengo que ir a ninguna parte, contradicción y deseo, aventura y olvido.
Me veo empapada y pienso que así no me dejaran entrar a ningun sitio, el paraguas me lo dejé en casa, se me olvidó ponerle un parche a la naturaleza. Como una lágrima dejé que las gotas cayeran sin cesar sobre mi frente, sobre mis mejillas. Tenía frío, mucho frío, poco a poco conseguí arroparme con la manta que llevo guardada dentro de mi, cuanto más me descubro más calorcito me da, cuando dejo de ser yo me destapa como si no le importase dejándome sola ante la lluvia y el frío, ante la gran ciudad, ante no saber dónde ir y perderme en mi misma calle, comprendo que le de igual, porque yo también me doy igual a mi misma. Le tengo que dar las gracias por haberme cosido la primera parte, aunque luego me deje sola y tenga que arreglarmelas para seguir cosiendo y no dejar de ser yo, sé perfectamente que me puede abandonar en cualquier momento.
Al final de la noche conseguí no tener frío.
Me veo empapada y pienso que así no me dejaran entrar a ningun sitio, el paraguas me lo dejé en casa, se me olvidó ponerle un parche a la naturaleza. Como una lágrima dejé que las gotas cayeran sin cesar sobre mi frente, sobre mis mejillas. Tenía frío, mucho frío, poco a poco conseguí arroparme con la manta que llevo guardada dentro de mi, cuanto más me descubro más calorcito me da, cuando dejo de ser yo me destapa como si no le importase dejándome sola ante la lluvia y el frío, ante la gran ciudad, ante no saber dónde ir y perderme en mi misma calle, comprendo que le de igual, porque yo también me doy igual a mi misma. Le tengo que dar las gracias por haberme cosido la primera parte, aunque luego me deje sola y tenga que arreglarmelas para seguir cosiendo y no dejar de ser yo, sé perfectamente que me puede abandonar en cualquier momento.
Al final de la noche conseguí no tener frío.
lunes, 12 de marzo de 2007
En Valencia
El autobús no pasaba, al albototo de gente cada vez mayor, las fallas medio montadas, un gran espectáculo, finalmente el taxi aceleraba destino La Fonteta, El estadio vibraba, los niños corrianan, Stepanova brillante , un gran espectáculo de baloncesto, las mejores jugadoras del mundo se enfrentaban.
La noche del jueves parece tranquila... desde nuestro balcón podemos observar a los drogadictos por las calles del centro de Valencia, les vemos, pero ellos no lo saben aunque les debe de dar igual, unas cuantas fotos y a dormir.
Visita turística mañanera, la Lonja y mucho arte por descubrir. Entramos a la catedral, me recuerda a la Almudena de Madrid, le enciendo cinco velas, como hacía ella cada vez que entraba a una iglesia, una por sus sonrisas, por su cariño, por su amor, por enseñarme tantas cosas y la que siempre me iluminará donde quiera que esté.
El alboroto de gente se hace cada vez mayor. Después de comer un bocata Rita baberá ya está preparada en el balcón para anunciar : "Senyor pirotécnic, pot començar la mascletá" una tormenta de petardos caen sobre nuestros ojos, todo un espectáculo.
El río sin agua sirve de reposo siestero, visitamos unas cuantas torres.
Champagne para bindrar, cervezar para cenar, los colchones en el suelo y un periódico para no manchar lo más encantador que pude ver, lo mas sencillo y lo más emocionante.
Se volverá a repetir, el tren de vuelta me anunciaba que otra ida habría.
La noche del jueves parece tranquila... desde nuestro balcón podemos observar a los drogadictos por las calles del centro de Valencia, les vemos, pero ellos no lo saben aunque les debe de dar igual, unas cuantas fotos y a dormir.
Visita turística mañanera, la Lonja y mucho arte por descubrir. Entramos a la catedral, me recuerda a la Almudena de Madrid, le enciendo cinco velas, como hacía ella cada vez que entraba a una iglesia, una por sus sonrisas, por su cariño, por su amor, por enseñarme tantas cosas y la que siempre me iluminará donde quiera que esté.
El alboroto de gente se hace cada vez mayor. Después de comer un bocata Rita baberá ya está preparada en el balcón para anunciar : "Senyor pirotécnic, pot començar la mascletá" una tormenta de petardos caen sobre nuestros ojos, todo un espectáculo.
El río sin agua sirve de reposo siestero, visitamos unas cuantas torres.
Champagne para bindrar, cervezar para cenar, los colchones en el suelo y un periódico para no manchar lo más encantador que pude ver, lo mas sencillo y lo más emocionante.
Se volverá a repetir, el tren de vuelta me anunciaba que otra ida habría.
lunes, 5 de marzo de 2007
Viaje a Sevilla
Me encuentro en un tren destino Sevilla, es la tercera vez que subo a este tren y la tercera vez que vuelvo a tener las mismas sensaciones, la mayoría de pasajeros son viejecillos, posibles exiliados a Cataluña en busca de fortuna. Las conversaciones son las mismas. Otra vez el mismo hombre vendiendo loteria y navajas.
Voy andando por las calles de la capital andaluza, de repente me doy cuenta de que por pasar desapercibida voy mirando al suelo, me siento una completa inútil, porque así no lograré ver nada y no tendré inspiración alguna, pues simplemente me limito a observar el compás de mis pies.
He visitado varias tiendas de souvenirs, me da la sensación que basta con visitar una para ver todo lo que hay que ver, y así es, toros, cervecita y siesta plasmadas en cualquier objeto de valor o no valor.
La tarde empieza a caer y con ella las temperaturas, el aire comienza a hacer estragos, estoy sentada en una estatuilla con escalones entre el Alcázar y la Giralda. Mucha gente al llegar a este punto se queda sorprendida por la maravillosa vista que complementa esta última con la catedral.
Ya es de noche, las nueve van llegando. Acabo de salir del Starbucks, he estado tomándome un café con caramelo y nata (delicioso), todo muy americano, pero aprovecho que en mi ciudad que yo sepa no existe tal franquicia para darme el gusto, pero mientras tanto sigo pensando que aunque estemos fuera siempre añoraremos lo nuestro, y estas estadounidenses tan veraniegas que me encuentro seguirán viniendo, al Starbuck estén o no en España. Recuerdo a mi amiga Shannon, más bien su cara de satisfacción al entrar en dicho establecimiento madrileño.
Estoy sentada en un banco de la plaza del ayuntamineto, me queda poco tiempo de estar aquí, dentro de unos pocos minutos me levantaré y me iré, como cuando parece pasar un ángel entre nosotros, sin hacer el más mínimo ruido, dejando una huella subjetiva a conciencia de quien pudo presenciarla durante mi estancia, mejor o peor, buena o mala, al fin y al cabo mi huella personal, la única, abierta al mundo y totalmente mejorable en cualquier caso.
Voy andando por las calles de la capital andaluza, de repente me doy cuenta de que por pasar desapercibida voy mirando al suelo, me siento una completa inútil, porque así no lograré ver nada y no tendré inspiración alguna, pues simplemente me limito a observar el compás de mis pies.
He visitado varias tiendas de souvenirs, me da la sensación que basta con visitar una para ver todo lo que hay que ver, y así es, toros, cervecita y siesta plasmadas en cualquier objeto de valor o no valor.
La tarde empieza a caer y con ella las temperaturas, el aire comienza a hacer estragos, estoy sentada en una estatuilla con escalones entre el Alcázar y la Giralda. Mucha gente al llegar a este punto se queda sorprendida por la maravillosa vista que complementa esta última con la catedral.
Ya es de noche, las nueve van llegando. Acabo de salir del Starbucks, he estado tomándome un café con caramelo y nata (delicioso), todo muy americano, pero aprovecho que en mi ciudad que yo sepa no existe tal franquicia para darme el gusto, pero mientras tanto sigo pensando que aunque estemos fuera siempre añoraremos lo nuestro, y estas estadounidenses tan veraniegas que me encuentro seguirán viniendo, al Starbuck estén o no en España. Recuerdo a mi amiga Shannon, más bien su cara de satisfacción al entrar en dicho establecimiento madrileño.
Estoy sentada en un banco de la plaza del ayuntamineto, me queda poco tiempo de estar aquí, dentro de unos pocos minutos me levantaré y me iré, como cuando parece pasar un ángel entre nosotros, sin hacer el más mínimo ruido, dejando una huella subjetiva a conciencia de quien pudo presenciarla durante mi estancia, mejor o peor, buena o mala, al fin y al cabo mi huella personal, la única, abierta al mundo y totalmente mejorable en cualquier caso.
martes, 27 de febrero de 2007
El billete
En la agencia de viajes me he sentido de repente en muchos países a la vez, pero miraba al suelo y lo inquietante es que tan solo distaba a 200 metros de mi casa. La torre eiffel, la de pisa, el bus de Londres, Nefertari de repente me miraba, y yo a ella, por supuesto. Los impulsos eran cada vez mayores, el crucero tan soñado por el mediterráneo, pero ahí estaba yo, sacando mi billete para tan cerca geográficamente y tan lejos de recuerdos y viejas amistades. Me doy cuenta que mi billete no sólo me lleva al destino si no también al reencuentro, a las risas, a la compañía. Sola voy físicamente, pero acompañada me siento con mis pensamientos, con sólamente echarte de menos y saber que sin estar sigues estando ahí, conmigo, a la vuelta lo mismo, y quizás no sólo me traiga un recuerdo.
Como iba diciendo...
Inauguro este blog, sin dejar atrás todo lo que hice, escribiendo cada palabra que le da sentido a esos viajes tan esperados, como inesperados. Como sobre todo llenos de vida allá donde vaya.
Esta semana estaré en sevilla ... la ida, la vuelta, la estacia, habrá palabras para describir, contar, inventaré una palabra una frase que describa todo el viaje, sin prometer nada, hay cosas... que no tienen palabras.
Esta semana estaré en sevilla ... la ida, la vuelta, la estacia, habrá palabras para describir, contar, inventaré una palabra una frase que describa todo el viaje, sin prometer nada, hay cosas... que no tienen palabras.
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