miércoles, 28 de marzo de 2007

Una tarde

He vuelto a viajar, pero esta vez sin moverme de casa, al menos sin moverme de un círculo cotidiano que se mueve día tras día sobre su eje, he viajado sola, por algunas calles que desconocía pero que tan cerca tenía. Llovía, como llueve hoy, intentando de hacer un día cualquiera algo diferente. Todos los días son diferentes, pero peco de no ver la diferencia. Paseé durante algunas horas por calles estrechas, casitas de colores que parece que nunca te vayas a encontrar en esta ciudad. Pensé por un momento sentirme observada, esa sensación de aventurarte en lo desconocido, miro hacia delante y un instante basta para recordarme la vida que soy una persona mas que diambula sin un destino claro, quizás perdida, no me importa demasiado, dondequiera que me lleven estas calles seguiré siento, seguiré estando. Miradas que se cruzan sin importancia y otras que ni se cruza, parece que seamos cuerpos andantes sin más, todo el mundo tiene que ir a algún sitio, o no tiene que ir a ninguna parte, otros no saben donde ir, no me gusta englobarme pero creo que estoy en medio de no se donde ir y no tengo que ir a ninguna parte, contradicción y deseo, aventura y olvido.
Me veo empapada y pienso que así no me dejaran entrar a ningun sitio, el paraguas me lo dejé en casa, se me olvidó ponerle un parche a la naturaleza. Como una lágrima dejé que las gotas cayeran sin cesar sobre mi frente, sobre mis mejillas. Tenía frío, mucho frío, poco a poco conseguí arroparme con la manta que llevo guardada dentro de mi, cuanto más me descubro más calorcito me da, cuando dejo de ser yo me destapa como si no le importase dejándome sola ante la lluvia y el frío, ante la gran ciudad, ante no saber dónde ir y perderme en mi misma calle, comprendo que le de igual, porque yo también me doy igual a mi misma. Le tengo que dar las gracias por haberme cosido la primera parte, aunque luego me deje sola y tenga que arreglarmelas para seguir cosiendo y no dejar de ser yo, sé perfectamente que me puede abandonar en cualquier momento.
Al final de la noche conseguí no tener frío.

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