El coche avanza lentamente por la autopista. El calor es sofocante para la época del año, no recordaba temperaturas tan altas desde aquel viaje a Sevilla, la expo ’92 pegó fuerte. Sentada en el asiento trasero se cuestiona la vida entera. Todos están quietos, con algún sobresalto en el cuerpo producto de los baches que el coche no puede esquivar, y nada más.
El día está poco claro, pero despejado. Aviones alzando el vuelo hacia el horizonte. De pequeña le gustaba adivinar la compañía aérea desde aquí abajo. Lo sigue haciendo.
Se me olvidó el propósito de este camino, destino playa, una de esas comidas familiares celebradas con suerte una vez al año. Ellos, y nosotros, estamos muy cambiados, lo que no cambia es el piso de verano, sigue igual. El mismo sofá incómodo, en el que nos echábamos las siestas , está todo permitido en esta época del año.
Las olas rompen fuerte en la orilla, qué fuertes deben ser, el camino tan largo que recorren para llegar con esa energía a la orilla, ¿Y después? ¿Dónde van cuando llegan? ¿Regresan al horizonte?. No importa, está bien así, a ella le gustaba no responder las preguntas, porque la respuesta que imaginaba era la más mágica de las historias, y quizás la vida tendría otro color.
Cerraba los ojos y podía imaginar todos los colores que esconde el mar. No le hacía falta viajar hasta las Mauricio para ver un azul turquesa resbalando por su cuerpo, era más maravilloso estar en los dos sitios a la vez, sin billetes de ida y vuelta.
Bajando por la calle del verano, encontraba los comercios ahora cerrados y podía verse a sí misma comiendo un cucurucho de turrón en las mismas sillas incómodas de chiringuito, que sólo el sabor del helado hacía olvidar. Y volvía morena al colchón desaparecido hace un año, por incómodo también.
Y ahora me despido, he llegado a mi destino.
lunes, 12 de julio de 2010
jueves, 1 de julio de 2010
Esta noche
Verdi espera en la puerta, es tarde, ¿qué hora será para él? ¿cómo funciona su reloj biológico? Llego tarde a casa, parece no importarle, pasan las dos de la madrugada, un silencio escalofriante recorre mi cuerpo, todos duermen, todos duermen menos el gato, que vigila nuestras almas con su mirada desafiante, por el día duerme, no sin antes haber comido, no sin antes haber comido después de que nosotros lo hagamos. Los semáforos parpadean en ámbar, las calles parecen pasadizos tenebrosos a la espera de un viandante despistado, a mi se me antoja la más emocionante aventura nocturna.
De fondo el panadero, el hace pan y yo huelo su aroma desde el portal.
Las aspas del ventilador por música de fondo, una idea en "Youtube" para amenizar la velada.
Parece que amanece, la persiana continúa bajada, un sonido en el teléfono móvil me avisará del sol naciente y con una agridulce pereza consigo ponerme en pie.
Pienso en un café hasta que miro el reloj. La puerta seguirá cerrada con llave, hoy está abierta, si algo nos define es la falta de constancia, con un giro de muñeca vuelvo el mundo a sentir mi presencia, aventurera y soñadora, fuerte con sus pasos y débil ordenadenando estas malditas sensaciones que ya bien temprano florecen junto al sol radiante de esta mañana de verano.
No quiero perder hoy el autobús de miradas perdidas, el mismo autobús que consiguió complementarse con mi adolescencia, el mismo de las tristes despedidas y las ansiadas ganas por ver quién espera en destino, por el que a través de sus cristales reímos y lloramos, el que nos roba la alegría y nos la proporciona dependiendo de la idea o la vuelta.
Mañana no me espera nadie, pero a las 2.45 de esta madrugada no consigo dejar de soñar despierta.
De fondo el panadero, el hace pan y yo huelo su aroma desde el portal.
Las aspas del ventilador por música de fondo, una idea en "Youtube" para amenizar la velada.
Parece que amanece, la persiana continúa bajada, un sonido en el teléfono móvil me avisará del sol naciente y con una agridulce pereza consigo ponerme en pie.
Pienso en un café hasta que miro el reloj. La puerta seguirá cerrada con llave, hoy está abierta, si algo nos define es la falta de constancia, con un giro de muñeca vuelvo el mundo a sentir mi presencia, aventurera y soñadora, fuerte con sus pasos y débil ordenadenando estas malditas sensaciones que ya bien temprano florecen junto al sol radiante de esta mañana de verano.
No quiero perder hoy el autobús de miradas perdidas, el mismo autobús que consiguió complementarse con mi adolescencia, el mismo de las tristes despedidas y las ansiadas ganas por ver quién espera en destino, por el que a través de sus cristales reímos y lloramos, el que nos roba la alegría y nos la proporciona dependiendo de la idea o la vuelta.
Mañana no me espera nadie, pero a las 2.45 de esta madrugada no consigo dejar de soñar despierta.
lunes, 28 de junio de 2010
Salimos cansados de una semana agotadora para darnos el gustazo de unos días bajo el sol, bajo lo que sea. La distancia entre esa oficina y tu cuerpo rozando la arena de la playa se ha hecho cada vez más grande, brindamos con algunas latas de cerveza barata que resultó ser nuestra confidente celebrando alegres encuentros. Celebraremos también que nuestros cuerpos decidieron encontrarse en esa oscura habitación esta noche de Viernes, pero que nadie se entere, el disimulo reina nuestras agitadas vidas, en un mundo tan reservado como real.
Dejemos que el tiempo corra perdido por habitación hecha para los que se quieren, y querámonos como nadie más lo hizo, querámonos como en el momento que te dije si te importaba compartir cama conmigo en la recepción de este hotel.
España marca un gol en esta terraza llena de color y las olas del mar son sustituidas por una marea marea roja y amarilla, las mismas olas que contemplaremos esta noche bebiéndonos la vida, chocan con fuerza en las rocas, el reflejo de la luna en el mar nos captura y nos sentimos protagonistas de la foto, de este nuestro mundo que ahora nos pertenece, que hoy hacemos nuestro mientras te susurro al oído que no lo dejes escapar, y si alguna vez lo haces, vuelve a esta playa y contempla la misma luna que hoy nos envuelve, verás brillar las estrellas, las verás brillar como mis ojos esta mañana de habitación, recordándolas.
Pescadores a pie de playa, copas de vino blanco y gafas de sol baratas. Edificios enormes y una calle por recorrer. La ciudad donde siempre es verano, la ciudad donde puedes ser adulta y niña a la vez. Nos comemos toda esta comida que pedimos por cuatro duros y vino para dos, ¿verdad que nos apetece perdernos esta tarde de Sábado?
Suena la canción "Postcard from Heaven" en el coche, y un "Te quiero" eterno hará que nuestros corazones den un vuelco como esta curva que ahora cogemos camino al cuarto del deseo.
Baño en el Albir y flyers para la fiesta de esta noche en la playa.
¿Lo sustituimos por un ron en nuestra terraza?
Mañana el tiempo complementará nuestras caras y joder, quitemos esta sombrilla y démonos un baño con agua de dos sabores. Sonriamos por este sol que hoy se niega a salir.
Y no me digas adiós por favor... hoy no. Todavía no he conseguido pestañear.
¿Te acuerdas de lo que te dije hace dos noches?
martes, 9 de marzo de 2010
Para los que nunca somos portada
Esta entrada está dedicada a esas personas que pasamos desapercibidas por la vida, personas que parece que no hayamos pisado los sitios que guardamos en nuestra memoria y sin embargo son parte de nosotros.
Para bien o para mal somos demasiada noticia para lo que damos, porque somos el blanco perfecto para el desahogo de los más fuertes, pero sabemos como pasar desapercibidos sin que ello nos afecte en exceso, porque aunque no queramos, dejamos huella allá donde vamos, confiamos más en una mirada que en mil palabras.
Suelo afrontar la manía de las envidias más rencorosas, suelo ver la vida tan injusta que me dan ganas de cruzar la meta y darme por vencedora.
Y es que no me gusta la forma fácil de triunfar, la forma fácil de deshonrar al prójimo.
Tampoco suelo conformarme con casi nada, pero intento que eso no se me note en sociedad, pues ante todo respeto. Intento también que mis palabras no se tomen mucho en cuenta, no vaya a ser que acabe siendo la protagonista de la película, porque sin dudarlo mi actuación en este teatro diario sería pésimo.
Allá mi corazón con las decisiones que toma, porque por él es el único que jamás me arrepentiré de mis actos.
Sea como sea, acabo sonriendo por las noches, haga sol o truene.
Para bien o para mal somos demasiada noticia para lo que damos, porque somos el blanco perfecto para el desahogo de los más fuertes, pero sabemos como pasar desapercibidos sin que ello nos afecte en exceso, porque aunque no queramos, dejamos huella allá donde vamos, confiamos más en una mirada que en mil palabras.
Suelo afrontar la manía de las envidias más rencorosas, suelo ver la vida tan injusta que me dan ganas de cruzar la meta y darme por vencedora.
Y es que no me gusta la forma fácil de triunfar, la forma fácil de deshonrar al prójimo.
Tampoco suelo conformarme con casi nada, pero intento que eso no se me note en sociedad, pues ante todo respeto. Intento también que mis palabras no se tomen mucho en cuenta, no vaya a ser que acabe siendo la protagonista de la película, porque sin dudarlo mi actuación en este teatro diario sería pésimo.
Allá mi corazón con las decisiones que toma, porque por él es el único que jamás me arrepentiré de mis actos.
Sea como sea, acabo sonriendo por las noches, haga sol o truene.
viernes, 12 de febrero de 2010
Pequeño
No pienses que el tiempo pasará en vano, ahora estás descansando sobre la tierra que algún día nuestra familia ha ido construyendo, a tí te corresponde ese lugar, el lugar en el que reinan los recuerdos y donde nada nos parace desconocido si echamos la vista atrás. Otra vez esa enfermedad nos vuelve a separar de las cosas que más queremos.
Eras conformista, no pedías mucho, algo para comer que nos agradecías siempre.
Que no se entere "el otro", el que ahora te extraña, pero tú eras mi preferido. No quiero que pienses que ahora ya nadie se acuerda de tí, ahora que te encuentras bajo donde nosotros, los vivos, pisamos. Tú estás vivo en mí, en la soledad de mis días, en la melancolía de mis noches, porque en silencio te extraño, ni el tiempo conseguirá repatriarte a otros mundos, ni siquiera Dios te llevará a su reino, porque el reino lo has construido en esta casa en tus catorce años de vida. Nadie sabe lo que te extraño, la nostalgia que me haces sentir a lo largo de los días.
Sé que tuve que tomar por tí una decisión dura, ojalá me hubieses dado alguna señal para decirme que era lo correcto, qué querías, y es que eres tan discreto a veces, ni te quejaste.
De tí me llevo tu incondicionalidad, tu forma de encontrar la vida en paz y sin rencor, porque en tí había algo más que un gato.
Las hierbas que crezcan ahora sobre de tu cuerpo serán fruto de algo que nunca morirá.
Por tu hermano no te preocupes, el está triste, pero sabes que es fuerte y aprenderá a llevarlo, hoy ha dormido en la casa, pero que no se acostumbre.
Te quiero, mi Negre.
PD. Pérdoname por no querer despedirme de tí en vida.
Eras conformista, no pedías mucho, algo para comer que nos agradecías siempre.
Que no se entere "el otro", el que ahora te extraña, pero tú eras mi preferido. No quiero que pienses que ahora ya nadie se acuerda de tí, ahora que te encuentras bajo donde nosotros, los vivos, pisamos. Tú estás vivo en mí, en la soledad de mis días, en la melancolía de mis noches, porque en silencio te extraño, ni el tiempo conseguirá repatriarte a otros mundos, ni siquiera Dios te llevará a su reino, porque el reino lo has construido en esta casa en tus catorce años de vida. Nadie sabe lo que te extraño, la nostalgia que me haces sentir a lo largo de los días.
Sé que tuve que tomar por tí una decisión dura, ojalá me hubieses dado alguna señal para decirme que era lo correcto, qué querías, y es que eres tan discreto a veces, ni te quejaste.
De tí me llevo tu incondicionalidad, tu forma de encontrar la vida en paz y sin rencor, porque en tí había algo más que un gato.
Las hierbas que crezcan ahora sobre de tu cuerpo serán fruto de algo que nunca morirá.
Por tu hermano no te preocupes, el está triste, pero sabes que es fuerte y aprenderá a llevarlo, hoy ha dormido en la casa, pero que no se acostumbre.
Te quiero, mi Negre.
PD. Pérdoname por no querer despedirme de tí en vida.
lunes, 18 de enero de 2010
Los días se hacen largos, eternos y la vida pasa tan incondicional, yo sigo aquí viviendo un día a día que me llena de ansiedad, a veces me fundo en los por qués, pero el planteamiento de esta pregunta ya resulta inútil, el sitio en el que estoy nunca cambia, la gente hace intentos por avanzar pero yo creo que quizás sin darse cuenta ponen la marcha atrás, bajo esta mirada tímida y aparentemente inocente se encuentra la niña "cabrona" y antisocial que he sido, me da miedo entablar una conversación con determinada gente, demasiado protagonismo, que mas da, luego volveré sola a casa por el mismo sitio que vine y todo seguirá igual, mañana sonará el despertador y lo volveré a apagar, miro por la ventana para ver cómo ha amanecido hoy el día, está gris, está diferente, está como yo, a veces me identifico con el sol, hoy no me apetece salir, hoy me quedo aquí, con el corazón a mil latidos por minuto y sin aparente motivo, y se me ocurren muchos, pero no quisiera nombrarlos porque me parece increible que la vida diaria pueda afectarme de esta forma, a lo mejor es que no estoy hecha para este tipo de vida tan rutinaria, tan simple, sencilla y alegre ignorancia que saboreamos con copas los sábados, tan falsamente alegre y tan destructiva.
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