Estos pensamientos que me rondan por la cabeza a altas horas de la madrugada, no estoy perdiendo el tiempo, estoy soñando, cuando todo el mundo duerme, cuando la vida diaria descansa para poder estar dispuestos a enfrentarse a un nuevo día, a días normales, unos con frío, calurosos, camas vacías y camas monoplaza, un café sin azucar saliendo por la puerta, resaca de la noche anterior, rompiendo la barrera de la normalidad esta noche de lunes, una mirada mirada perdida escuchando las noticias de la radio, las siete de la mañana, nostalgia de ese tren que se va lejos, el perro en el andén que no se cansa de verlo a la misma hora. Malas caras en el autobús, intelerancia el día de tu aniversario, cuándo vas a empezar a dejar de amar, justo en el momento que me dices te quiero llega la tormenta. Qué mas da, esta noche seremos las burbujas de nuestro baño de espuma, pensando que es el momento ideal, el lugar ideal, y nosotros, infelices de nosotros, alabando la idealización a la orilla del río, que nada nos abandonar este momento.
Vuelves, llegas a tus calles, tu gente arreglada se dirige al evento parroquial de la esquina, ahuyentando fantasmas de sus vidas, paso por su lado cantándoles una canción de amargura, aun así me reciben con los brazos abiertos, nunca entendenderan lo que estoy diciendo, me limito a la sonrisa pícara y les evito la decepción, creen en mi, y yo en ellos, de diferente manera, todos creemos en algo, cierto o no, que importa, si me vas a abrazar esta madrugada de horas largas, el resto que se vaya con el viento. Te imagino bailando, te quiero ver feliz, te imagino sonriendo, con tus mejores galas, con una copa de vino en la mano, quien sabe, quizás algún día bailemos tu y yo a la vez.
De momento me quedo sola aquí arriba. Pendiente de todo y pendiente de nada.
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