Parece que este pueblo no corra con el tiempo, pero en realidad sólo te das cuenta de ello cuando sales a la calle. Ese bar de la esquina, tan perpetuo, tan de siempre, entras y te remontas a tus años pasados, cuando ibas con tus padres a tomarte una cocacola, ahora has cambiado y prefieres tomarte una caña, el dueño te mira, como si todavia fueses esa niña que iba del brazo de su madre por la calle y duda en ponertela, ¿Cómo es posible que haya cumplido ya los 21? si ayer daba brincos por ese parque que ha muerto, reacciona por segundos y se digna a poner la adulta caña. Gente del pasado se hace a tu presente, entran y salen por esa puerta oscura por el paso de los años.
A la derecha puedo adivinar ese cuarto que se hace llamar cocina, dentro de el una mujer, no una mujer cualquiera, simplemente es esa mujer que reconoces enseguida, su camisa también ha decidido asistir a este enlace, esas rayas rosas y azules, será que hoy sábado día de mercadillo decidió ponerle otro color a la vida. Nos prepara los bocadillos como cualquier madre cuando éramos niños, parece que su vida no haya salido más haya de estas cuatro paredes.
El pueblo es la casa, sobre él podemos sentirnos muy libres de hacer lo que queramos, en el bar de allá abajo nuevas miradas en busca de algún viejo recuerdo que te haga evadirte en la nostalgia del recuerdo, en la luna llena que alumbra tu velada.
domingo, 27 de abril de 2008
miércoles, 23 de abril de 2008
Hoy
Levanto la mirada provocadora repleta de sueño, hace una mañana estupenda, a mi por alguna razón no me lo parece tanto, el sol brilla con demasiada fuerza para mis ojos, procuro no abrir la ventana, hasta que no salga a la calle no veré con certeza esta realidad y seguiré soñando de un lado para otro de la casa. Seguro que algo se me olvida, voy tan acelerada. La mañana intenta interponerse en mi camino con sonidos aleatóriamente ridículos en la radio, prefiero apagarla. Va pasando el día y me doy cuenta de la buena mañana que está haciendo, lo que me he perdido en mi cabeza por no querer salir de ella de vez en cuando. Sola continuo bailando al son de mis pasos, las nubes que interrumpen al sol hacen que deslumbre todavía más.
He llegado a casa de nuevo, sólo por unos minutos, recogeré mis cosas y volveré a disfrutar de la soleada tarde, de la soledad de la tarde. No me quejo, cuando bajo del bus ando cantando mi canción preferida. Este pueblo es el cuento de nunca acabar,unos cuantos saludos, unas sonrisas forzadas, y de vuelta a casa, a ver que ha pasado durante mi ausencia, quizás alguna hoja se haya caído de alguna planta, o algún libro de mi habitación esté llorando de pena con una despedida en la estación de tren.
La habitación tal cual la dejé esta mañana, o quizás anoche, ya no sé, el aspecto exterior de las cosas no cambia demasiado.
Vuelvo a salir a la calle, me paro unos segundos a respirar este aire que me sobrecoge, la noche ha llegado para mi, corro de una acera a otra para llegar a lo más alto, para imaginarme en estas callejuelas cantando una canción infinita.
Me quedo mirando aquella ventana que dejó de tener vida hace mucho tiempo. Esta casa dejó de tenerla hace unos tres años, ahora sólo intentamos que no caiga en el olvido, sentándonos en las mismas mecedoras que siguen calientes, en cualquier rincón os veo caminando con una sonrisa incondicional, hablando de mi con esa vocecilla que moría por segundos, y yo con ella, que manera de echar la vista atrás tan dolorosa, tan dolorosa que siempre la llevaré conmigo.
He llegado a casa de nuevo, sólo por unos minutos, recogeré mis cosas y volveré a disfrutar de la soleada tarde, de la soledad de la tarde. No me quejo, cuando bajo del bus ando cantando mi canción preferida. Este pueblo es el cuento de nunca acabar,unos cuantos saludos, unas sonrisas forzadas, y de vuelta a casa, a ver que ha pasado durante mi ausencia, quizás alguna hoja se haya caído de alguna planta, o algún libro de mi habitación esté llorando de pena con una despedida en la estación de tren.
La habitación tal cual la dejé esta mañana, o quizás anoche, ya no sé, el aspecto exterior de las cosas no cambia demasiado.
Vuelvo a salir a la calle, me paro unos segundos a respirar este aire que me sobrecoge, la noche ha llegado para mi, corro de una acera a otra para llegar a lo más alto, para imaginarme en estas callejuelas cantando una canción infinita.
Me quedo mirando aquella ventana que dejó de tener vida hace mucho tiempo. Esta casa dejó de tenerla hace unos tres años, ahora sólo intentamos que no caiga en el olvido, sentándonos en las mismas mecedoras que siguen calientes, en cualquier rincón os veo caminando con una sonrisa incondicional, hablando de mi con esa vocecilla que moría por segundos, y yo con ella, que manera de echar la vista atrás tan dolorosa, tan dolorosa que siempre la llevaré conmigo.
sábado, 12 de abril de 2008
Dónde estaré
No me he dado cuenta de la hora, hasta que estaba llegando, vaya, que tarde ¿no?, parece que me he entretenido demasiado caminando con los viandantes, el santo se me fue al cielo hace tiempo. Suele ocurrir. Me encuentro perdida en este gran espacio donde sobran y faltan tantas personas. Mirar hacia el horizonte me hace verme reflejada al final de camino, pero me veo tan lejana que ni sé siquiera cual es ese camino, sólamente me veo en lo más alto, como un Dios al que no le ha hecho falta escalar para llegar allá, ignorante idealización, que fantasía la mía, tormenta sin paraguas, viento sin paredes, ojos rojizos, papel volador, la libreta de los recuerdos se me queda pequeña. No sé que ruido se estará escuchando ahí fuera, supongo que los pajaros estarán piando, se les ve tan libres.
El tiempo ya me lo decía, Stella, abrígate, pasarás frío. Recuerdo una vez conseguí abrigarme con el calor de la alegría, de algo tenía que hacerlo, las fantasias imaginarias me sirven para unos cuantos minutos, todavía no me compré el abrigo de la eterna alegría.
El tiempo ya me lo decía, Stella, abrígate, pasarás frío. Recuerdo una vez conseguí abrigarme con el calor de la alegría, de algo tenía que hacerlo, las fantasias imaginarias me sirven para unos cuantos minutos, todavía no me compré el abrigo de la eterna alegría.
martes, 8 de abril de 2008
...........
Nunca pensé que cualquier cosa puede cambiar en cuestión de minutos, de segundos, camino con ellas y de repente me pierdo aquí sentada bajo tus pies, dentro mi, fuera de ti. Ahí fuera hay ilusiones, espejismos, no sé que es lo que más me conviene, quizás debería soltarme en paracaidas y aterrezar en ese punto que nos marca el destino, en cualquier parte del mundo, en cualquier parte de mi misma, alcanzar una mano ajena y no despegarme de ella, tomar unas cuantas cervezas y continuar la subida por donde aterricé, pasar por encima de donde tuve exito, y pisotear el camino donde no lo pude tener, ya me entendeis, un éxito simplista, las portadas de los peridicos suelo saltarmelas para el final, bajo la cabeza y me veo reflejada en el cristal, es justo lo que necesitaba, un rostro verdadero y significativo. Ahora escribe, para él y para nadie en concreto, no procura sabotear el entidimiento e intenta entenderlo todo, mañana quizás se encuentre apoyado en la orilla del río, fluyendo como el agua. Mañana quizás sea septiembre, el mes de los recuerdos, el mes de quiero más.
Bajo la ventana huerfana de ladrillos sonidos divertidos llegan a mis oidos, sería bueno salir ahí fuera en bañarme junto con las olas del mar que van y vienen, cuántas veces habrá llegado la misma ola a la orilla, como te han dejado hoy, pareces otro con ese aspecto postveraniego, debería de decirte adiós o continuar los impulsos ansiados de cambio, cambio esperado, cambio bendito, cambio frustrado.
Sabéis que podéis venir, aunque nunca lo hacéis, el momento de terraza y helado nos espera. Yo.. que vas a preguntar de mi, quedarme parada descubriendo el dibujo que marcan las nubes es mi virtud, ayer te volví a ver a ti en ellos chiquitín, es que te quiero tanto y a la vez debería de quererte más... que no sé ni en que punto me encuentro, pero que sepas pedacito negro que te llevo conmigo.
Igual que todo el mundo debería saber tantas cosas y así facilitarme la tarea y ya ni siquiera me refiero a que mi vida importe algo, que sé que no, además, los fantasmas procuro espantarlos cuanto antes, y si no mantener distancias, que dicho sea de paso, es increible.
Y bueno como iba diciendo, la calle me espera, espero que su ruido ensordecedor no me haga tragarme mis palabras.
Bajo la ventana huerfana de ladrillos sonidos divertidos llegan a mis oidos, sería bueno salir ahí fuera en bañarme junto con las olas del mar que van y vienen, cuántas veces habrá llegado la misma ola a la orilla, como te han dejado hoy, pareces otro con ese aspecto postveraniego, debería de decirte adiós o continuar los impulsos ansiados de cambio, cambio esperado, cambio bendito, cambio frustrado.
Sabéis que podéis venir, aunque nunca lo hacéis, el momento de terraza y helado nos espera. Yo.. que vas a preguntar de mi, quedarme parada descubriendo el dibujo que marcan las nubes es mi virtud, ayer te volví a ver a ti en ellos chiquitín, es que te quiero tanto y a la vez debería de quererte más... que no sé ni en que punto me encuentro, pero que sepas pedacito negro que te llevo conmigo.
Igual que todo el mundo debería saber tantas cosas y así facilitarme la tarea y ya ni siquiera me refiero a que mi vida importe algo, que sé que no, además, los fantasmas procuro espantarlos cuanto antes, y si no mantener distancias, que dicho sea de paso, es increible.
Y bueno como iba diciendo, la calle me espera, espero que su ruido ensordecedor no me haga tragarme mis palabras.
jueves, 3 de abril de 2008
miércoles, 2 de abril de 2008
Si lo supiese todo antes
Que triste es darte cuenta tarde de lo que nunca creiste, esos consejos que me das parecen absurdos inventados en cualquier momento, y un buen día me levanto de la cama y me doy de bruces con tu realidad, esa sabia picardía que te caracteriza, y empiezo a cuestionar la sensatez de este mundo, acabo de caer en la cuenta... lloro de la impotencia al recordar tus palabras, cuántas veces no te hice caso y dejé que tus palabras se marchasen con el tiempo, cuanta razón tenías, cuántos años hace falta vivir para llegar a comprender ....
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