lunes, 9 de febrero de 2009

Salgo de la ciudad oscura con la misma canción que entré, me siento cansada, el sol no brilla con tanta fuerza, escapo de un mundo alegremente solitario, caminando hacia ninguna parte, buscando quizás una justificación a mis acelerados pasos, imaginando unos brazos abiertos al final de la calle, a la sombra de una hoguera, dando respuesta a los por qués que invaden mi mente.
¿Cual es el modo correcto de hacer realidad un sueño?, utilizando la mitad del cerebro, la otra la abandono a imposibles.
Necesito escuchar esta canción una y otra vez para hacerla mía, y que en ella habiten los recuerdos de los que nunca quiero desprenderme.
No pretendo sobrevivir en este incompetente mundo, prefiero ser una duda más, la duda que desconfirma la regla, la que sólo entiende las reglas que entiendo cuando me levanto y quizás haga desaparecer cuando me acuesto.

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