Si supiese pintar mejor te haría el regalo perfecto, con el que con suerte pueda sacarte una sonrisa, lástima que el término chapucero abarque a todo lo que se aloja en esta habitación. Quizás si fuese más activa te las sacaría todas las mañanas en vez de decicarme a dormirlas, perdiéndome tu paso de las horas, perdiéndome yo el mío. Algún día pensé en la pereza del ajetreo mañanero, y decidí hacer de mi vida una tarde hermosa, que moriría con la más esperada de las noches, entrando en calor copa de vino en mano, aprendiendo de las palabras a ritmo de un televisor de fondo.
Ansiaba guiar a los barcos en la oscura noche desde el faro más alto, y una vez visto el amanecer, sumergirme en la eterna mañana de los sueños, para una vez más ver el sol brillando sobre mi cabeza y observar como las olas del mar continúan con su incondicional vaivén.
Si fuese más fuerte no me escondería bajo las sábanas todas las noches para gritar. Si no me importarse que nadie me escuchase quizás ya estaría dada por perdida.
Que lo llamen antisocial, pero que nadie me quite mis momentos subida al árbol de la soledad. A lo mejor después se me ocurren menos tonterías que contarte.
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