martes, 30 de diciembre de 2008

Sueños

Suelo dejarme los títulos para el final, la aventura de las palabras me hace perderme por caminos que nunca sé cómo ni cuándo van a terminar. Pienso que estoy hecha para el mundo interior, donde las respuestas no tienen por qué ser rápidas o graciosas, si no lo que importa son las preguntas, aunque a veces no las haya.
Un silencio eterno en la melancólica noche pasando las páginas de un libro vuelto a leer una y otra vez, aprendiéndolo de memoria, pensando más de la cuenta y quizás dándole la otra mejilla al destino, quererme siempre es muy dificil, el ánimo nunca es igual, hay momentos de identificación total que me apasionan, por desgracia a veces no es si no el anuncio de que se puede romper.
La discrección la tomo por virtud, es la verdad que no hace daño, es poder mirar sin saber que lo haces, pensar libremente sin que nadie pueda evidenciarlo. Es poder hacer realidad los sueños. Sin dejar que te roben el tiempo, haciendo la vida más larga de lo que parece, nadie tiene el poder sobre nada.
Haciendo que suene cada canción en el momento oportuno ayuda a hacerlo mío.
Cambio la habitación como de pantalones, la perspectiva de las cosas cambia constantemente y me encanta unirme al cambio.
Anoche soñé con encontrar la verdad de las cosas, y me di cuenta que no existe, la verdad pudo ser ayer, es ahora, y seguramente sea mañana. Lo que conviene y lo que no conviene lo abandono en el olvido, sólo el nombre quita vida a la realidad.
Añoro con ser libre en cada momento, pero no la libertad distorsionada, todos los días veo a los más libres pero a los más dependientes.
Levantarme soñando con el viaje de mi vida, con los viajes que fueron mi vida, con los que nunca podré hacer, imaginando la camara de fotos asomando por la ventanilla de un vehículo en marcha recorriendo la ciudad.
Hoy sueño con perderme en una hermosa playa en soledad y mañana quizás me vea tirandome con trineo por los Alpes.
No me gusta sentirme alagada ni importante, cuanto más lo siento más pongo en duda que lo sea.
Hoy estoy aquí, pero no para siempre.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Si supiese pintar mejor te haría el regalo perfecto, con el que con suerte pueda sacarte una sonrisa, lástima que el término chapucero abarque a todo lo que se aloja en esta habitación. Quizás si fuese más activa te las sacaría todas las mañanas en vez de decicarme a dormirlas, perdiéndome tu paso de las horas, perdiéndome yo el mío. Algún día pensé en la pereza del ajetreo mañanero, y decidí hacer de mi vida una tarde hermosa, que moriría con la más esperada de las noches, entrando en calor copa de vino en mano, aprendiendo de las palabras a ritmo de un televisor de fondo.
Ansiaba guiar a los barcos en la oscura noche desde el faro más alto, y una vez visto el amanecer, sumergirme en la eterna mañana de los sueños, para una vez más ver el sol brillando sobre mi cabeza y observar como las olas del mar continúan con su incondicional vaivén.
Si fuese más fuerte no me escondería bajo las sábanas todas las noches para gritar. Si no me importarse que nadie me escuchase quizás ya estaría dada por perdida.
Que lo llamen antisocial, pero que nadie me quite mis momentos subida al árbol de la soledad. A lo mejor después se me ocurren menos tonterías que contarte.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Hoy has vuelto

Hoy he vuelto a soñar contigo, volvías de donde quiera que estés para ayudarnos a remodelar la casa de los sueños, en constante cambio, nunca acertamos a hacerla a nuestra imagen y semejanza. Montando el árbol de navidad me acordé de tus manías, de tus apaños imitando la perfección, de tu incondicional paciencia, de la forma de querernos a estos dos niños solitarios en un salón de invierno.
Soñé que volvías, que de un árbol inacabado florecían tres, cada uno en una planta, que con tus artimañas la casa tenía más sentido cada día, que el día de Noche Buena te ibas con tu familía a celebrarlo, olvidándome yo que tenías otra que no fuese la nuestra, la de esta casa, pensando en qué harías, preocupada quizás por si nuestra cena estaba buena, pensando yo si puede existir otra mejor.
Nada me hace olvidar tu recuerdo, nada podrá borrar las risas entre besos y abrazos, ya no podré ir a tu casa, pero cada vez que paso por delante me adentro escaleras arriba, deseosa de ver la puerta abierta y encontrarte haciendo algo con lo que agradecer mi presencia, no parabas nunca, sin embargo ahora me veo obligada a parar para escribirte estas palabras que me saben a poco. Estas palabras de una niña que se quedó colgada de tu brazo para recorrer las calles del pueblo todas las tardes, para llegar a casa y hablar de la vida en general, porque me falta ese brazo todos los días para ir equilibrada, me faltará siempre la mano amiga que me ayudó a crecer. Sin estar seguro te preocuparás por todos nosotros, me conformo con poder recordarte cada noche, por mantener tu presencia intacta en esta habitación que montamos juntas uno de esos días que decidíamos darle un giro a la vida.