miércoles, 27 de agosto de 2008

Volviendo

Por la ventana del bus miro el paso del tiempo, me veo reflejada con una mirada fría y distante. El sol ya no brilla con tanta fuerza, sigo llevando el bocadillo de ayer en la mochila, se está haciendo duro, a lo mejor mañana podré comerlo. Septiembre asomándose y libros por doquier. Incomprensión impaciente se adueña de mi cama. Duerme todo lo que puedas me dijeron, que el tiempo no pasa en vano, y tú, pequeña, sigue con esos ojitos cerrados, protégete del sol de la mañana, ese sol que avanza como un desfile de carnaval, lleno de alegría.
Quizás al caer la tarde las sonrisas en la mesa verde de verano te devuelvan la esperanza de algún día poder alcanzar las estrellas.
Tumbada en la arena podrás mirar al pasado sin gafas de sol, con una mirada de superación, corriendo en tu mediocre playa con las zapatillas que te vendieron en un mercadillo por algo que comer.
Déjate fluir como nieve derritiéndose hacia el mar, y camina cantando, observa al gato del vecino pasar, o a algún hombrecillo que camina hacia ninguna parte, ellos inconscientemente te devolverán a la melancolía de tus sueños.